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Un Mensajero para toda la Humanidad
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نبي للبشرية كافة
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1429 – 2008
Un Mensajero para toda la Humanidad
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El libro sagrado del Islam, es decir el Corán, invita con amor a todas las personas a aceptar al hombre a quien Dios escogió para transmitirles Su mensaje final: Muhammad, la paz y las bendiciones de Dios sean con él:
“¡Hombres! Os ha llegado el Mensajero con la Verdad de vuestro Señor. Creed pues, esto es lo mejor para vosotros. Y si no creéis, sabed que a Allah pertenece cuanto hay los cielos y la Tierra. Allah es Omnisciente, Sabio." (Corán 4:170)
Dios invita a todos los seres humanos a aceptar a Muhammad como Su “Mensajero" quien enseñó el mensaje de su Señor. Un "mensajero" de Dios, en la doctrina islámica, es más que un profeta. Un profeta es en esencia alguien que predice el futuro. Un "mensajero" es un maestro moral enviado por Dios para llevar el mensaje divino a otros según la revelación que recibe. La recepción del 'mensaje' de Dios se denomina 'revelación'. La tradición islámica ve a todos los 'mensajeros' como profetas, pero no todos los profetas son considerados 'mensajeros'. Abraham, Moisés, Jesús y Muhammad, la paz sea con todos ellos, son considerados mensajeros.
¿Por qué habría alguien de aceptar a Muhammad como mensajero de Dios? Muhammad se encontraba de las profecías bíblicas de Moisés y Jesús. Muhammad tenía un carácter impecable y llevaba una vida perfecta que ha sido conservada históricamente como la de ningún otro ser humano. Sus enseñanzas religiosas y morales son la mejor solución para las problemáticas actuales. El Corán, la escritura que Dios reveló para el mundo, son un milagro literario inimitable y son las únicas escrituras sagradas del mundo que han sido conservadas inalterables. En síntesis, los que no conocen a este hombre deben aprender más de él, pues Dios Mismo anunció que creer en Muhammad es para el bien de la persona. Si lo hace, tendrá una existencia feliz y disciplinada en esta vida, y después de la muerte vivirá eternamente en el Paraíso. Si alguien escoge rechazarlo a él (y, en consecuencia, a Quien lo envió), no perjudicará a Dios ni a Su mensajero de ninguna manera, sino que sólo se perjudicará a sí mismo. Todo lo que existe en el universo le pertenece a Dios, Él lo sabe todo y es sabio en lo que ordena y crea.